Página dirigida a los aficionados de la historia bélica del Perú, Latinoamerica y el mundo. A aquellos amigos o rivales, que con su valor honraron el nombre de su patria, a la memoria de los que cayeron en la defensa de causas justas, a aquellos que admiramos
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Wednesday, February 09, 2005

Super Entendard : Puño de la fuerza aeronaval Argentina



Señor - dijo el oficial Pernussi con evidente sobresalto de felicidad-Tengo contacto. Es un duende mediano!!
El Viejo Neptune bimotor a helice seguía avanzando entre las nubes cercanas a las islas Malvinas en misión de busqueda de la flota británica; esta vez después de un arduo trabajo, tenían blancos en el radar.
Informado el cabo Yerba habló de inmediato a su comando :
-Atención, prioridad, Grupo, fecha, Hora, 040709. Promotor mercurio, ejecutivo diana, informativo coral,blanco número dos : Un mediano Pocisión 53"11 sur,57 59 este .......
-Aquí diana recibido, corto.

Habían detectado un blanco de tamaño mediano, por las emisiones de radar recibidas un buque de guerra, quizás una fragata. Luego detectaron otro blanco mediano y uno grande, podía ser un portaviones. Poco después les solicitaron la nueva posición de los navios enemigos. Los oficiales argentinos se conocían bien, no necesitaban a veces hablar mucho para entenderse, quizas solo una mirada, un gesto, pero esta vez una emoción modifico ligeramente sus rostros normalmente serios.
- Sue ?
-Si, es muy probable. -asintieron casi a coro.

Los argentinos lo suponían bien. En su base de Rio Grande, los Super Etendard de la fuerza aeronaval argentina se preparaban para entrar en la historia.
El 4 de mayo de 1982 no parecía sin embargo un buen día para entrar en ningún tipo de acción épica. En Rio Grande habían dos grados bajo cero de temperatura y un cielo encapotado y gris.

Sin embargo el teniente Armando Mayora y el capitán de corbeta Augusto Bedacarraz estuvieron inmediatamente listos para la misión que les confiaron. A las 9:45 de la mañana se dirigieron a sus flamantes SUE después de haber recibido las instrucciones. La vista de estos potentes aviones era impresionante, a sus lados corrían técnicos dando los últimos toques a las naves.



El capitán Bedacarrazz y su "ala" el teniente Mayora se miraron sonriendo, deseandose buena suerte con la mirada. Pintados totalmente de azul, los aviones lucian en sus colas los colores de la bandera de su país y las matrículas. También exhibian el escudo de la segunda escuadrilla de caza y ataque una pequeña pero "matona" aguila estilo "barra brava" argentina, armada un pequeño pero contundente garrote con un afilado calvo y el puñito cerrado.

Poco después tomaron carrera y se elevaron. El rugido de los potentes motores SNECMA Atar 8K50 y su formidable empuje evito que escucharan los hurras de sus compañeros en tierra, pero los pulgares levantados y los rostros llenos de ilusión reflejaban la misma resolución: "Venguen a los chicos del Belgrano" y "suerte". Bedacarraz levanto el pulgar antes de salir.


Aunque los SUEs podían defenderse muy bien con misiles aire-aire Magic 550, dos cañones Defa de 30 mm y llevar 1,400 kg de carga bélica a 1,200 kilometros por hora, ese día los argentinos transportaban un arma cuyos efectos muy pronto harían temblar a toda la Royal Navy. Se trataba de los Misiles franceses Exocet AM-39.


Su afilada silueta pintada de blanco y esmeradamente acarreada en cajas especiales, mide más de 5 metros mientras que su diametro es de 35 centimetros. Su alcance es de 70 kilometros, pero los pilotos gauchos no iban a soltar la presa : Se acercarían a 50 km.



El plan en principio era reabastecerse en un avión tanque, aunque su alcance era de 650 km se calculó que se necesitaba más combustible. Además debían ir pegados al mar y eso exigia un mayor consumo. El techo máximo operativo de estos aparatos es de 15 mil 500 metros.

Navegar en silencio era aburrido pero los pilotos que iban uno al lado de otro se entendían con facilidad, una seña, un movimiento de alas, era suficiente. Después de abastecerse en el aire, técnica que los ingleses ignoraban que pudiera hacer un latinoamericano, se dirigieron hacía el objetivo fijado. Casi se diría que la única distracción era el mal estado del tiempo, los chubascos, el frio el ambiente gris y feo.

De pronto una alerta de radar, por aquí debía estar el enemigo, los aviones argentinos se lanzaron a 850 km/h a ras del mar. Luego la voz casi metalizada de los tripulantes de Neptune :
-Aries, Aries, aqui mercurio
-Aqui aries adelante
-Confirmo duende grande y dos medianos ..... y dió las coordenadas.
-Recibido.
Atacaremos el buque grande- pensó el capitán- si hundian por lo menos uno de los dos poortaviones de la Royal Navy, la invasión se desmoronaría, atacados incesantemente por la brava aviación argentina, y sin apoyo logistico a miles de kilometros de sus bases, los ingleses no tardarían en renunciar a su agresión. Ojala-meditó el oficial- ojala. Luego volvió a su misión, miro a su compañero y siguió volando.

Primera emisión , ambos aviones salieron a buscar al enemigo con sus radares sin resultados.
Nada de nuevo. Sus rugientes siluetas azules siguieron avanzando
25 millas mas cerca volvieron a emitir con el radar.
Alli estaban dando vueltas los muy incautos, !!Los tengo !!! se sobresalto el capitán, también el teniente Mayora los tenía, eran un buque grande dos medianos y siguiendolos uno más pequeño.
Con los datos en la computadora de los aparatos los pilotos se prepararon.
Ahora pagarían caro la muerte de los chicos del Belgrano.

A las 11 : 04 según las bitacoras de vuelo Bedacarraz disparó su misil apretando su dispositivo. Su "ala" Armando Mayora hizo lo mismo .
Los instantes subsiguientes parecieron una eternidad, como si se hubiera silenciado el universo, los proyectiles saltaron de los aviones dos segundos después de recibida la orden. De improviso, como si todo volviera a ponerse en marcha Bedacarraz escucho un trueno , y luego un sonido espeluznante, parecido al de una hoja de papel al rasgarse con violencia, amplificado cientos de veces.


Su misil y más atras el del teniente Mayora volaban hacia el horizonte, empujados por un haz de fuego. Los SUEs habían cumplido su misión, los Exocets diseñados bajo la idea "Fire and Forget" comenzaron a hacer su trabajo.
Un gemido de turbinas y los aviadores argentinos modificaron su rumbo de regreso a casa. Minutos después informaron a sus superiores sobre la misión. Los oficiales no supieron hasta su llegada que en la base habían estallado los hurras y volado los gorros.



HMS SHEFFIELD, A LA MISMA HORA.

sufrimos una fuerte conmoción por la pérdida de nuestro buque; no lo habíamos esperado. No creo que nadie en un mundo civilizado hubiera esperado que dispararan contra nosotros o que nos hundieran” ( Steve Iacovou Subteniente de La Armada Real. Tripulante del HMS Sheffield ).

Para el soberbio destructor británico clase 42 "Sheffield" que navegaba en convoy con otros navios la situación no podía ser más relajada. Se le habían puesto hacía muy poco el sistema de detección "Abbey Hill" para captar aproximaciones de misiles, blancos aereos, o de radar, y tenía lo mejor que puede poseer un buque de guerra de la OTAN. Siendo un barco de primerisima linea ya se habían destinado 70 millones de dolares para su modernización.

Desplazaba 3500 toneladas a 29 nudos y estaba armado con misiles antiaereos "Sea Dart" , un helicoptero Westland Linx Mk2 con torpedos antisubmarinos y antibuque, un cañon de 4.5 pulgadas y dos de 20 mm.

A pesar de toda la parafernalia armamentistica ningún inglés sospecho esa mañana del 4 de mayo de 1982, que a ras del mar se acercaba la muerte, escondiendose del radar enemigo, fría indiferente y robotizada, disparandose a casi mil kilometros por hora en busca de su presa. A diez kilometros de su blanco la computadora interna del misil encendió su radar "engancho" al "Sheffield" y se le fue encima.

Refieren los ingleses que se dieron cuenta segundos antes de la catastrofe, no dandoles tiempo a reaccionar. Para los que no alcanzaron a advertirlo, solo se sintio un violento impacto y una explosión sorda que mató a más de veinte marinos, quemo e hirió a por lo menos otros 24, y provocó una bola de fuego que consumió rapidamente el barco. La mayor parte de la estructura del destructor paso a convertirse en una antorcha humeante :

"En los primeros momentos creo que no fui consciente de las muertes. Vi al mecánico jefe John Strange y a otro hombre siendo trasladados, severamente quemados. Luego vi el cadáver de Dave Briggs, que murió asfixiado.
"Las siguientes cinco horas parecieron transcurrir en 20 minutos. La pintura del barco fue una de las primeras cosas que lanzamos por la borda, por temor a que se prendiera fuego. Pero cuando el calor se acercaba a la cubierta, comenzamos a arrojar también las municiones.
"Para nosotros, el hundimiento del Belgrano significó una amenaza menos"."El capitán Sam Salt dirigía todo. Tenía mucha experiencia y era respetado. Era una figura paternal: todo lo que decía y hacía era sacrosanto. Pero estaba conmocionado, lo veíamos en su rostro.
"El único momento en el que estuve asustado fue cuando yo y otros dos compañeros nos hallábamos solos en una pequeña sala con maquinaria. Se cortó la energía y escuchamos crujidos, sonidos que el buque nunca había emitido.
"Cuando estábamos rodeados del resto de la tripulación nos dábamos coraje unos a otros. Pero cuando nos quedábamos solos, la cabeza comenzaba a jugarnos una mala pasada.
"El fuego continuó y cuando se acercaba al sector donde había potentes explosivos, se tomó la decisión de abandonar el Sheffield.
"Lo más horrible de dejar un barco es que todo lo que uno tiene está allí. Es como mirar desde afuera cómo se quema la propia casa. La vida entera está ahí. Una de mis tareas era vigilar la línea que vinculaba el buque que nos rescató, el Arrow, con nosotros. Cuando mis compañeros pasaron al otro barco, me saludaron gritando: '¡Adiós, Bob! Fue un gusto conocerte'.
"Después de ser llevados a Ascención nos dirigimos a Brize Norton. Me avergoncé de cómo nos trataron cuando regresamos. En los diarios fuimos descritos como los héroes del Sheffield. Pero no nos sentíamos así. Es que habíamos perdido nuestro destructor".
(Bob Mullen marinero del Sheffield )

El segundo Exocet se perdió entre las brumas de la historia. Probablemente desviado por contramedidas electrónicas de último segundo, simplemente extraviado de su rumbo o quizás como dicen versiones del país sudamericano, llegó a impactar el "blanco grande" debido a la sensible baja de la actividad aérea inglesa.

Sea como fuere es innegable que los atacantes se anotaron una victoria. Y mientras los albicelestes celebraban ruidosamente la venganza de los marinos del Belgrano, Margareth Thatcher declaró sentirse "desolada".

La fuerza aeronaval argentina había descargado su puño.




Bibliografía

- Emilo Villarino "Exocet" editorial abril, Mendoza argentina. 1986.

-"Malvinas. Hablan los pilotos" editorial Nuevo Mundo 1987

-http://news.bbc.co.uk

-http://www.rindzunski.com/

-http://www.muan.com.ar

-http://www.reconquistaydefensa.org.ar/, Alfredo Manfredi, Malvinas guerra en el Atlántico sur.

Fotos

-BBC

- www.thenewscentre.co.uk/falklands/shiny.htm

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